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Channel: Antonio Sempere – Finísima Persona
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FINÍSIMAS RESEÑAS: MASTERCHEF MÉXICO – EPISODIO 3

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Amigas y amigos que leen este sufrido blog, me faltan palabras para agradecerles su atención a los presentes escritos. Literalmente miles de ustedes conmiseran a través de mis reseñas y hacen más llevaderos los momentos en los que quiero arrojar objetos pesados a la pantalla de TV. Eso, para mí, cuenta. Así que ahí va una recapitulación más de un episodio que rebasó los límites de lo que significa ser un reality show para adentrarse en terrenos de ficción y fantasía.

EPISODIO 3: De Medellín a Manzanillo

manzanillo

NOTA: No, no tengo idea acerca de la locación real donde se graba MasterChef México, pero es un hecho que es en Colombia y no en México. Así que ahórrense sus comentarios aclaratorios de “no, Antonio estás equivocado, tu reseña debería llamarse “De Bogotá/Calli/Cartagena a Manzanillo”, no los voy a pelar. Me gusta la aliteración en los títulos, ¿de acuerdo?

Los chefspirantes (bonito palabro) aterrizan en el Aeropuerto Internacional de Manzanillo, Colima, y de inmediato suben a sendos camionetones rumbo a una misteriosa prueba. Llegan a una marina donde abordan un par de botes de pesca y se alistan para tres horitas de un viaje por la mar, ¿qué podría salir mal?

Mucho, de hecho…

Mucho, de hecho…

Los ocupantes de los yates pesqueros lucen sus estorbosos chalecos salvavidas mientras aprestan la captura de especies marinas. Se respira un ambiente relajado, jovial, tranquilo… demasiado tranquilo. De pronto los ocupantes de uno de los botes señalan hacia la otra embarcación. ¿Humo? ¿Ya tan temprano se pusieron a quemar la comida estos ignaros? ¡No! ¡FUEGO!

Y ese humo después se convirtió en el monstruo de 'Lost'.

Y ese humo después se convirtió en el monstruo de ‘Lost’.

En efecto, estamos a punto de ver una de las secuencias televisivas peor realizadas en la historia de TV Azteca. Y ojo, estamos hablando de la empresa responsable por la telenovela ‘Tres Veces Sofía’.

Las tres etapas de All-Bran: estreñimiento, evacuación dolorosa y alivio.

Las tres etapas de All-Bran: estreñimiento, evacuación dolorosa y alivio.

Las cámaras a bordo del yate humeante muestran a algunos de los concursantes saltando al agua para salvar sus vidas. Todo luce tan natural como los senos de Sabrina Sabrok. De pronto empiezo a desear que alguien entre los náufragos tenga alguna herida abierta para que la sangre atraiga a los tiburones, terminando así con esta farsa estúpida e innecesaria. En el otro bote la seño Gina exclama: “¡Se está quemando el barco!” ¡Ay, seño Gina! Usted nos cae rebién, pero su actuación apesta. “Y quién los va a rescatar?”, pregunta Tianne.

¿Ya había cámaras a bordo? Así, casual.

¿Ya había cámaras a bordo? Mera coincidencia.

¡LA MARINA! Las cámaras “casualmente” ubicadas dentro del buque ‘Usumacinta’, que pasaba por ahí como quien no quiere la cosa, captan a elementos de la Armada de México entrando en acción. Helicópteros, lanchas de salvamento, soldados, buzos, sirenitos, comensales de ‘El Crustáceo Cascarudo’, mojados desorientados, Aquaman, la Lancha del Mame y demás elementos heroicos “rescatan” a media docena de pelmazos que flotaban como corchos sobre las más bien agradables aguas del Pacífico. Llama la atención que ni la monjita, ni la seño Gina, ni Santaclós veracruzano ni ningún otro concursante de edad avanzada iba en el barquichuelo siniestrado. No, estaban los más mozuelos y mozuelas. Y Marlene, que no luce del todo mal con la ropa mojada. Ella dice que fue maravilloso ser rescatada por los marinos, pues le tiene “fobia a los tiburones”. No, Marlene, les tienes miedo. Pero no esperamos que entiendas la diferencia, tontis.

“Vi pasar toda mi vida frente a mis ojos. Me quedé dormida.”

La monjita dice que la experiencia es muy difícil de contar pues “ya casi nos moríamos en el mar”. Octavo Mandamiento, hermana, acuérdese. En fin, todos están muy felipes y contenis por el “rescate”. Claro, durante todo este sainete los operadores de la Marina mencionaron que en la embarcación en peligro había “17 personas”. Pero no se ve que hayan rescatado más que a los concursantes de MasterChef, así que presumo que los camarógrafos, asistentes de producción y sonidistas a bordo murieron quemados o ahogados. Descansen en paz.

Esta es la parte complicada para mi, pues tengo un enorme respeto por la Armada de México. Cuento con familiares y amigos que sirven o han servido en ella. Dicho sea lo anterior, verlos prestándose a un ejercicio promocional tan burdo y poco imaginativo como el transmitido el pasado domingo me genera un profundo pesar. Es como ver a Liam Neeson terminando su carrera como actor de porno gay, vamos. Bueno, nos aventamos un comercialillo dirigido por Anette Michel sobre el moderno barco ‘Usumacinta’ y menciones de todos los deberes que cumple para nuestra flota. “¿Es el único barco que tenemos?”, pregunta alguien en mi casa, con genuina curiosidad y sin asomo de mala leche. Me muerdo la lengua para no hacer chistes porque RESPETO.

Y el barco está bonito, la verdad.

Y el barco está bonito, la verdad.

Marinerette Michel le avisa a los concursantes que OBVIO van a cocinar para la tripulación del ‘Usumacinta’, quienes decidirán al ganador entre dos equipos: azul y rojo (“¡como lo vio en Halo!”). Y claro, los “Chefueces” llegan en helicóptero para supervisar este naufragio culinario. El chef Benito, en apropiados colores verde militar y caqui, pero quien arruina su atuendo con unos lentes oscuros de padrote de balneario. La chef Betty, en un poco favorecedor conjuntito que le hace ver como si trajera varios salvavidas encima. Y el chef Herrera, en una especie de guayabera que le va a resaltar las manchas de sudor a las primeras de cambio.

La nueva película de Michael Bay luce desastrosa, la verdad.

La nueva película de Michael Bay luce desastrosa, la verdad.

Los tres les advierten a sus pupilos que no es lo mismo cocinar en reunioncitas familiares y de amigos a satisfacer los apetitos de 200 marinos, así que ahora sí se va a ver de qué puerco salen más chicharrones. Los dos ganadores del reto previo serán capitanes. Gonzalo ‘El Abogado del Fogón’ Cruzado, como sembrado #1, puede elegir la proteína o tener un miembro más en su equipo. Considerando que todos los concursantes son unos lastres, es un claro caso de “adición por sustracción”, o lo que es lo mismo: tener menos idiotas deambulando por la cocina reduce la posibilidad de jetearla en grande. Las proteínas son cerdo y pez vela. El abogado opta por la última. José Luis ‘Santaclós Veracruzano’ Revuelta tendrá entonces la “ventaja” (JAJAJAJAJAJAAAA) de contar con un elemento extra, además de elegir el color de su equipo. Serán los azules. ¡Que comiencen los Juegos del Hambre! Porque básicamente van a jugar cruelmente con el hambre de los pobres marinos.

No importa quién gane… nosotros perderemos.

No importa quién gane… nosotros perderemos.

El equipo azul consta de Santaclós al mando de:

  • Gaby La Incógnita, a quien apenas conocemos, pero se supone que tiene experiencia calculando porciones a lo grande. Algo le sabrán.
  • Carmen La Tâmalière, aportando historias mexicanísimas sobre su madre y sus tradiciones.
  • Alan Gump, quien de seguro NUNCA ha visto un barco en su vida, pero probablemente termine demostrando sus superpoderes de lavaplatos a la hora de la verdad.
  • Healthy Dianaaaa, con sus ojos verde mar que hacen bonito juego con las cristalinas aguas.
  • La Seño Gina, quien ya desde ahorita se ve que lo va a pasar fatal con el calor.
  • Marlene, lo más cercano a “atractivo visual” en el grupo, podría inclinar la balanza si es que estos pobres marinos llevan mucho tiempo en alta mar. Mucho tiempo.
  • Tianne, quien viene aportando lo mismo que Marlene, pero parece un poco menos insufrible.
  • Flacomemo, último elegido, pues al parecer tirarlo por la borda no era opción. Aún así insiste en que están equivocados al dudar de su capacidad, y esto me hace reír gratamente. De alguna forma tengo que olvidar el coraje de su “rescate marítimo”, ¿no?

El equipo rojo del Abogonzalo queda así:

  • Nallely. “Necesitamos a alguien especialista en repostería”, dice Gonzalo sin explicar por qué.
  • Carlos, quien se ostenta como “Profesional de Alimentación y Bebidas” en LinkedIn, pero aquí es dizque albañil. Gonzalo lo elige porque es rápido con el cuchillo, ¿será que así se resuelven las diferencias en la obra?
  • Ariel, a quien siguen sin darle mucho juego hasta el momento, lo que me hace pensar que puede ser de los finalistas, pues los productores lo hacen pasar desapercibido. Además tiene nombre de sirena, no está de más.
  • Alejandra ‘La Gran Cachirula’ Maldonado, quien ya tuvo la precaución de borrar de sus redes sociales TODA evidencia de que es chef profesional y del programa televisivo de cocina que conducía en su natal León. A lo mejor Gonzalo y Santaclós no sabían este dato y por eso se fue tan baja en la selección.
  • Alfredo. Sólo sabemos que es de Tijuana, y que parece que se peina con una mezcla de manteca Inca y aceite puro de cártamo.
  • Sor Flor, quien cocina para un montón de gente en el convento y probablemente debió ser elegida mucho antes.
  • Luis El Virgen, pues será graciosísimo oírle decir: “es mi primera vez satisfaciendo los apetitos de marinos insaciables”, o algo.

Cada equipo se reúne a planear menú. Abogonzalo organiza bien a los rojos, les asigna labores específicas y hasta levanta la moral con una porra. Los azules lucen mal desde el arranque. Todos hablan al mismo tiempo, todos opinan. Carmen le repela a Memo diciendo que si hacen entrada, plato fuerte y postre no van a terminar, pero Memo defiende (con razón) que la prueba involucra un menú de tres tiempos. Sabemos que Anette Michel es más aburrida que ver pintura secarse, pero ¿no pudieron poner atención a las reglas de la prueba, muchachos? Parece que la chef Betty vigilará a los rojos en la cocina, mientras que el chef Benito hará lo propio con los azules. El chef Herrera se encerrará en la cámara de refrigeración en busca de frases frescas para destantear a los concursantes a la hora de evaluarlos.

Y hay que añadir 68 minutos de inserciones comerciales inoportunas, claro.

Y hay que añadir 68 minutos de inserciones comerciales inoportunas, claro.

Los equipos tienen 120 minutos, pero deben empezar a emplatar a los 90. El menú rojo es crema de aguacate, calabacines rellenos, ceviche y un merengue de frutos tropicales. Benito pregunta por el menú azul, pero no escuchamos bien la explicación de Carmen pues una licuadora tapa su audio (¡eres un desmadre, microfonista de TV Azteca!). Algo de un puré de mango con habanero, lomo de cerdo y… no sabemos qué más. Santaclós ni figura en su cocina, que parece haber quedado en manos de Carmen y de Gaby. Benito empieza a desesperarse con la parsimonia de los azules, y por el hecho de que se quedan callados cuando se dirige a ellos. También les dice que limpien sus estaciones, pues están más sucias que las de la Línea 1 del Metro capitalino.

Los rojos marchan a buen ritmo. La chef Betty les da algunas indicaciones, pero Abogonzalo lleva bien las riendas de su cocina. Santaclós, por otro lado, mira a su equipo caer en la anarquía. Carmen se queja de que Gaby se ofreció voluntaria para cocinar el cerdo, que está desastroso: no le pusieron grasa a la plancha y ya se les pegó. Memo es más lento que el caballo del malo, y Benito le grita que se ponga “un cohete en el culo” para acelerar el proceso. Pobre Benito, ya también le pegó un rapapolvo a la contestataria Gaby, quien dice que ella “tiene su receta y su forma de hacerla”, defendiéndose de las críticas. Todo indica que “cerdo requemado por fuera y medio crudo por dentro” es su especialidad.

“¡Rápido, díganle al capitán que me facilite un arpón!”

Mientras los rojos avanzan sin mayores broncas, los azules van de mal en peor. Santaclós se mueve más lento que algunos glaciares, y ni siquiera recordó salpimentar los lomos. Intenta poner en orden a Gaby, pero sospecho que el calor y la deshidratación están haciendo estragos en su raciocinio. Quizá Benito debería decirles a los azules que los marinos portarán armas durante la comida y no dudarán en usarlas si los platillos no son de su agrado, a manera de motivación. Alan explica que el lomo de cerdo no se va a caramelizar en el tiempo que les queda, así que van a cortarlo en medallones y terminarlo en la plancha. Abogonzalo, por su parte, está probando el sazón de sus platillos y hace que el equipo haga lo propio, para que todo salga bien. No cabe duda que este güey se preparó para una competencia, cosa que hubiera sido buena en el caso del resto de los participantes.

Al chef Molina le va a dar algo. “Los veo muy tranquilos como si estuvieran picando en su casa el domingo”, les reclama a los azules. Menos comentarios sexosos, Benito, esto es horario familiar. Quiero ver más pruebas por equipo, es indiscutible que la fórmula: presión + incompetencia = buena TV. El cerdo está como Itatí Cantoral: quemado por fuera y crudo por dentro. La vena de la frente del chef Benito parece una salchicha Kielbasa olvidada dentro del microondas. Alan es el único que se mueve en la cocina para solucionar las cosas pero Gaby lo regaña… esto es el acabóse. Comienzo a tener miedo ante la palpable posibilidad de un envenenamiento masivo de miembros de nuestras fuerzas armadas. ¿No sería irónico que un comando de cocineros matara más marinos de un solo golpe que todas las batallas navales en las que México ha participado?

“¿Por qué no dejaron que nos ahogáramos?”

Carmen quiere ahorcar a Gaby, pues el cerdo no tiene sal y ya es hora de sacar los platos. Ambas pelean en la cocina del barco. La chef Betty les dice que se calmen, mientras Santaclós se pasea con la mirada perdida y Alan intenta calmar los ánimos. La Tamalera Prodigio dice que ella cocina muy bien el cerdo, pero que su compañera insistió en hacerlo y les quedó horrible. “Esa señora no sabe cocinar”, concluye. Gaby suelta esta joya para defenderse a cámara: “O sea, yo estoy satisfecha… una cosa es que a la carne le falte sal y otra cosa es que no tenga sal, hay una gran diferencia en eso”. Dios bendito, ¿DE QUÉ INSTITUTO PARA DÉBILES MENTALES SACARON A ESTOS CONCURSANTES?

The Zuchinni Incident.

The Zuchinni Incident.

Los marinos están sentados a la espera de las viandas. ¡TRAGEDIA! Abogonzalo se tropieza con una charola de calabacines. Sólo una quinta parte de los mismos sobrevive, así que sospecho que algunos comensales tendrán que conformarse con media guarnición. La Finísima Esposa comenta: “Pues bien, ¿no? Todos los marinos dicen que no les gustan las calabacitas. Son como tú con el chayote”. Me conoces bien, vieja. Tianne dice que lo bueno de su equipo azul son “las ideas y el sazón”. ¿Las ideas de cocinar cerdo medio crudo y el sazón de no echarle sal? ¿Será que se cambió de equipo sin que nos diéramos cuenta? Después dice que los rojos “hicieron postre, eso no se vale”, para después admitir que Memo les dijo que eran tres tiempos en el menú, pero todos lo mandaron a ondear changos de la cola. Se ve que el sol le pegó duro a Tianne, sus confesiones huelen a neuronas cocidas “al dente”.

Hasta un reloj sin pila tiene la hora correcta dos veces al día…

Hasta un reloj sin pila tiene la hora correcta dos veces al día…

Los equipos sirven sus platos. Fuera de la caída de los calabacines, parece que el equipo rojo la tiene hecha. Herrera y Benito le dicen a Santaclós que vigile a su equipo mientras sirven. El pobre hombre parece veterano de Vietnam, con la mirada perdida y el andar lento de quien ha visto ¡EL HORROR, EL HORROR! El atribulado hombre confunde a Diana con Marlene, ante la hilaridad general. ¿Ven lo que pasa por poner tanta güerita, TV Azteca? Memo anda como pollo descabezado, poniendo a Benito al borde de una embolia. Es una lata, esto de viajar con niños.

“Tengo una labor perfecta para ti, Memo: tírate sobre la propela”

Los marinos no lucen muy contentos por tener que probar los platillos de esta cuadrilla de torpes bajo el rayo del sol, pero al menos ellos están acostumbrados a la dura disciplina castrense. La seño Gina y Santaclós están al borde del colapso, así que Benito le ordena a Memo que corra a traerles un par de sillas, por mera compasión. Y él, por supuesto, se queja diciendo que siente que traer las sillas “no era parte de mi trabajo”, demostrando que aparte de ser medio idiota es un pésimo compañero. No te apures, Memo, seguro tu equipo encontró a alguien para suplirte en la vital labor de deambular sin rumbo fijo entre las bandejas de servicio. En serio, vean la cara de este desperdicio de ADN mientras sostiene un par de platos en las manos: no puedo ni imaginar su reacción si de pronto se los cambiasen por un par de senos de mujer… seguro le da el triple infarto que está a punto de provocarle a Gina, Santaclós y al chef Molina.

“DERP DERP DERP DERP DERP DERP”

El diligente Abogonzalo, visita las mesas para agradecer a los soldados por la espera y preguntarles si todo fue de su agrado. A mi me parece algo muy correcto, pero el chef Herrera lo manda llamar con un chiflido (¡Herrera, you classy bastard, you!) y le dice que “deje de conseguir votos haciendo proselitismo en las mesas”. Así estará la atención en su fonda, chef Herrera. Bueno, Anette visita las mesas antes de que se le derrita todo el maquillaje los soldados terminen de comer, con el fin de checar que ninguno se haya muerto sondear qué equipo hizo mejor las cosas. Aunque en edición intentan mostrar que la cosa estuvo pareja, es claro que los rojos se llevaron la prueba cómodamente. Sólo un infante de marina se pronuncia a favor de los azules, pero admite que es porque “la rescatada” (Marlene) pertenece a ese equipo. Jijijiji… boobies. Luis El Virgen no se siente muy cómodo con su desempeño, diciéndole a la cámara: “fui el encargado de picar y me tardé muchísimo”. ¡Ah, el vigor de la juventud! Nunca te mueras, Luis El Virgen. Y recuerda que tardarte mucho a la hora de picar no es algo malo, todo lo contrario. Ella lo agradecerá, tigre.

AMLO quiere un recuento.

AMLO quiere un recuento.

Al fin llega la hora de la votación. Los marinos depositan el plato del color de su equipo favorito sobre la mesa correspondiente. Ni hace falta un conteo, ganan los rojos del Abogonzalo por proporción de 2 a 1, aproximadamente. La tamalera Carmen sufre y mienta madres (perdón, hermana Flor) ante la cámara. Odia estar enfrentando la eliminación, pero confía en salir adelante. Terminado el servicio Anette le dice a los cocineros que tienen que dejar limpios todos los utensilios, así que nos chutan un pinchi anuncio de detergente Eficaz. Podrían decirme que Eficaz quita hasta las manchas de mi historial crediticio y aún así no lo usaría, así de harto me tienen ya. Eso sí, para que no me malacostumbre también me recetan un infomercial donde los concursantes preparan un sandwich de lo más tétrico con pan Oroweat. No puedo esperar menos de una televisora que inserta publicidad hasta en sus noticiarios, ¿verdad?

¡Bocuse, ilumínalos!

¡Bocuse, ilumínalos!

Estamos de vuelta en Colombia, en la Cocina MasterChef Colombia que le Prestamos a México pues los Colombianos Somos Gente Buena y Compartida®. El chef Herrera conduce un incómodo interrogatorio entre miembros del equipo rojo. Santaclós arroja a Gaby debajo del autobús (figurativamente, no sufran) diciendo que el factor determinante de la derrota fue la sal. Gaby asume parte de la responsabilidad, pero dice que al equipo le faltó dirección. Carmen coincide, en parte, pero expresa todo con bastante diplomacia. No así Marlene, quien dice que a Santaclós “le faltaron agallas” para poner al equipo en orden, comentario que disgusta a Alan Gump pues dice que no es forma de expresarse así “acerca de una persona mayor”. Me caes a toda madre, Alan Gump, ese fue un comentario más noble que el 98.7% de los ingredientes que se utilizan en este show (aunque eso no es un gran elogio, considerando tanto pan Bimbo y caldo Knorr). Santaclós defiende un poco sus agallas, que en su caso son más bien como kokotxas (“¡A la BatiWikipedia, Robin!”), pero es un hecho que perdió la cocina desde antes de entrar en ella.

Chef Benito Molina POR FIN comparte algo de conocimiento útil al programa. Sólo les tomó tres episodios, muchachos, bravo. Les explica a esta colección de pasmados la cadena de mando en una cocina, pero sospecho que durante la instrucción muchos de ellos sólo escuchaban el revolotear de moscardones dentro de sus cabezas. Los ganadores del equipo rojo son excusados y suben a gayola. MoscaTseTsette Michel adormece al público explicando cómo será el reto de eliminaZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ ZZZ

…troratitomásmamáporfavorhoynohayescuel… uh… ¿qué? Ah, sí. Dos rondas eliminatorias, donde dos concursantes se salvan en cada ronda, seguidos de una ronda final donde alguien se va a casa. El capitán tiene la opción de salvar a un miembro del equipo (o incluso a él mismo) antes del inicio. Tensión. Alan Gump piensa que puede salvarse Carmen La Tâmalière (le echó ganas), Healthy Diana (hizo una buena ensalada) o él mismo (es cuatito de Santaclós). Santaclós elige a Alan, ante el desconcierto de Carmen y el cuchicheo de Tianne y Marlene. La seño Gina calla con la mirada a estas últimas, en un acierto (rara avis) del director de cámaras.

La rueda le gira, pero el hámster está muerto…

La rueda le gira, pero el hámster está muerto…

Arranca la prueba: sólo tienen 40 minutos, y tres minutos para elegir ingredientes. La bruta de Healthy Diana se hace bolas, se pone nerviosa y prácticamente no agarra nada. ¿Qué no han visto a Alan Gump entrar al supermercado ese? ¡Arrasa con los ingredientes como si estuviera saqueando comercios durante un disturbio racial en Baltimore! Ya después se preocupa por ver qué utiliza y qué no, pero es un hecho que no sale con las manos vacías. Y eso que Annette sigue fuera de ritmo al contar el paso de los segundos, así que esos últimos diez pueden convertirse en veinte o treinta, fácil.

Manos a la obra, como dijo el albañil Carlos en esa obra a la que nunca ha ido porque “albañil” NO es su profesión real. Santaclós veracruzano prepara “camarones a la Renata”, inspirados en una linda anécdota sobre el nacimiento de su nieta. Carmen trabaja en un pescado estilo Tikin-xic, preparado previamente en un cumpleaños de su mamá. Memo hace un mero inspirado en un salmón que le prepara a su familia los fines de semana. Extraño a Alan, que prepara cosas sin inspiraciones bucólicas ni anécdotas de por medio, simplemente basándose en el “a ver qué sale” (ajá). Herrera y Betty visitan a Marlene en su estación, donde ocurre este indescriptible duelo de ingenios:

HERRERA: ¿Qué estás haciendo?

MARLENE: Voy a hacer un pollo relleno de plátano.

HERRERA: (Breve pausa cómica) Qué monada.

MARLENE: ¿Por qué?

HERRERA: (Desilusionado por su FAILCHISTÍN) Nomás digo.

El chef Herrera, ligando. No han terminado de morírseme dos billones de neuronas cuando visitan al pobre Memo, y me lo chamaquean un poco diciéndole que tiene cara de que va a fracasar como el chiste de Herrera con los plátanos. Betty le dice a Memo que hay muchos ingredientes y confusión en el plato. Algo de bullying intelectual, que en el caso de Memo se justifica pues su intelecto compite con el de un manojo de rábanos. Benito Molina le pregunta a Gabriela “OLA KE GUISA”. Responde que un quiche a los cuatro quesos con tomate deshidratado, aunque lo pronuncia “quishe” (como Kesha). Molina hace una sutil corrección al decirle que un quiche (correctamente pronunciado) en cuarenta minutos luce difícil.

Diana dice que va a cocinar bisteces de res rellenos de queso de cabra con plátano macho, bañados en una salsa de frijol. Curioso, pues la vimos salir de la despensa con… ¿tres, quizá cuatro cosas en la canasta? Y está meneando algo en una olla, con toda la prisa de Osorio Chong en renunciar tras la fuga del Chapo Guzmán. O de Peña Nieto en volver a México de su viaje a Francia. O de México en dejar de ser el hazmerreír mundial en materia de seguridad pública. Disculpen, me picó un mosquito que venía de cenar en casa de Carmen Aristegui (¡Desbloquéame de Twitter, beibeeee!). Herrera y Molina le preguntan si está nerviosa, pero ella nada más menea la cuchara y no reacciona mucho. Muestra desasosiego. La gayola ríe ante la incomodidad de Diana. ¡HA DE SER POR EL RENCOR DE CLASE, BOLA DE PRIETOS! Perdón de nuevo, ahora me picó un mosquito que había salido del avión presidencial…

Esta mujer podría estar educando a TUS hijos…

Esta mujer podría estar educando a TUS hijos…

Gabriela dice: “Creo que estoy abriendo mucho el horno y a lo mejor eso afecta que las tartaletas estén listas”. Saben que no soy malinchista, pero ¿alguien ha visto MasterChef Junior Australia? Tienen a niños de 8 años en competencia, que saben que NO hay que estar abriendo el horno a cada rato “para ver cómo van las tartaletas”. Gaby tiene 52 años. Es maestra de primaria. Si eso no nos indica el rumbo de la educación en este país, no sé qué decirles, amigos.

“Por esas albóndigas y un jarro de tepache, ¡sí me bajo del andamio!” – Acción poética de Carlos

Carlos, desde el gallinero de las alturas, se pone a criticar las albóndigas de Tianne. Eso sonó sexy. Dice que se le van a aguadar pues las mezcló con panko y no las frió. Yo veo que esas bolas de carne están firmes y suculentas (reitero, SEXY), así que se me hace que Carlos, quien ha estado sospechosamente pegado a Nallely durante el episodio, le tiene mala voluntad a Tianne. O quizá él prefiere sus albóndigas más… morenas.

“¡Méngache!”

Carmen está segura de que va a salir adelante, mostrando toda la confianza ante los jueces y diciendo que se visualiza arriba, con los salvados, y sin el tétrico delantal negro de los perdedores. Incluso tiene un comentario de ánimo para Marlene. ¿Ya son amiwis o ESTRATEGIA? Santaclós termina sus camarones con diez minutos de sobra, y tanto Benito como Betty cuestionan su manejo del tiempo asignado. El veterano dice que los camarones ya estaban en su punto de cocción, así que no tenía caso dejarlos más tiempo al fuego. Yo coincido, pero a lo mejor a los “Chefueces” les gusta el drama de ver a todo mundo correteado en los diez segundos finales, que Annette acaba extendiendo durante dos minutos. Hablando de la interfecta: se acaba el tiempo. Manos arriba, concursantes, hora de “suckear” épicamente. La primera en pasar al frente es Marlene, a quien Herrera vuelve a llamar “güera de rancho”, quizá por no reírse de su ingenioso gag de monos y plátanos.

El Disneylandia de la Salmonela.

¡Ah, ese distintivo retrogusto a salmonela!

Marlene dejó crudo el pollo. Repito: MARLENE DEJÓ CRUDO EL POLLO. Herrera y Betty la destrozan. Benito aprovecha para mencionar que él si ha comido sashimi de pollo, pero preparado ex profeso de esa manera por un chef japonés. Adoro los momentos en los que el chef Benito se trepa al Concorde del Mame, la verdad. Me hace sentir taaan plebeyo. Bueno, más plebeyo que de costumbre. Dice que la salsa está buenísima, pero menciona que el pollo está a punto de pararse corriendo del plato para rescatar sus plumas del interior de un almohadón. Carmen es llamada al frente, pero a su pescado le faltó sal. Por cierto, tengo planeado registrar la frase “le faltó sal” como un lema comercial, y cobrarle regalías a MasterChef México cada vez que los jueces la usen. Antes de que acabe esta temporada tendré asegurada mi vejez, con dinero de sobra para comprarme una carroza tirada por un caviar porqueLUJO.

Le toca presentar su plato a Diana. Y ella presenta esto…

Sin calorías. Sin gluten. Sin madre.

Sin calorías. Sin gluten. Sin madre.

“Es lo mejor que has hecho, Diana”, debieron decirle. Pero no, los chefs montan en cólera, y le dicen que ni Hitler ha presentado un plato vacío en una emisión de MasterChef México. NI HITLER. “¿Dónde está tu carácter?”, pregunta la chef Betty, “Yo resuelvo las cosas si hay una crisis en mi cocina”. Diana intenta defenderse, pero calladita se vería más… Dianita. “Esto es una falta de respeto para tus compañeros, para los jueces, para el programa y creo que hasta para Donald Trump”, añade Benito (lo de Trump es parafraseado, pero creo que lo insinuó de alguna forma). Lo más frustrante es que Diana parece alegar ante la cámara que si eso creen de ella “eso es problema de ellos”. Eh, no. El problema es tuyo. Presentaste un plato vacío en una COMPETENCIA de cocina. Lo que los jueces piensen de ti SÍ es TU problema. Al menos debiste llamarlo “bisteces veganos extra light”, o algo similar.

Le falta sal. No importa qué foto ni qué episodio estés viendo.

Le falta sal. No importa qué foto ni qué episodio estés viendo.

La seño Gina presenta su chile relleno, pero hay discrepancia entre los jueces. Herrera dice que le falta sal. Betty dice que el arroz está muy bueno, pero que el chile tan sólo cumple (SEXY). Y Benito le dice que está muy rico todo. En el proceso Betty aprovecha para volverle a llamar la atención a Diana, quien al parecer se estuvo riendo durante las recomendaciones de los jueces. “A mi no me gusta que se burlen de mi”, dice la oriunda de Nayarit. “Si ella lo toma así es problema de ella”, vuelve a decir Diana a la cámara, empeñada en destronar a Marlene como resident bitch en la competencia. Al parecer a ALGUIEN le quedó algo de la arena de Manzanillo en cierta parte de su anatomía que el pudor y la decencia me impiden mencionar.

Diana: mala cocinera, peor actitud.

Diana: mala cocinera, peor actitud.

Pero dejemos de hablar de vaginas y concentrémonos en Memo y su mero. Benito y Betty critican la costra de especias, que mató el sabor del delicado mero. Y por último el chef Herrera nos aplica uno de sus clásicos “Herrerismos”, donde comienza diciendo lo que parece un elogio y lo convierte en un insulto, o viceversa. En esta ocasión prueba el pescado de Flacomemo y le dice: “Fantástico, este plato me encanta para una cena de gala…(PAUSA DRAMÁTICA PARA CAMBIAR LA SONRISA POR UN RICTUS AMENAZADOR)… ¡En el planeta de los simios!”

¿Fijación con los primates?

¿Fijación con los primates?

Primero el chiste de los monos y el plátano, luego lo del planeta de los simios: como que el chef Herrera hoy amaneció monotemático. ¿ENTENDIERON? ¿“MONO-temático”? ¡JAJAJAJAJA, SOY UN PINSHI DESMADRE! Memo señala que la crítica de los chefs es muy distinta a la que le hacen sus familiares. ¿Cómo habrá llegado a esa polémica conclusión? “Es que estos Millennials ya nacen con el chip de la perspicacia incluido, mi lic…”

¡Échatelas al plato!

¡Échatelas al plato!

Tianne nos enseña sus redondas y núbiles albondigas. Se le olvidó incluir una guarnición y su presentación no tiene chiste, pero no hay mayores críticas. Gabriela muestra un quiche más crudo que yo la mañana después de que depositaron la quincena, rodeado de unos gajos de manzana tan tristes como el final de ‘Nosotros los pobres’.

Quiche. No rima con

Quiche. No rima con “pinche”. Pero debería.

Herrerismo en puerta: “Veo este quiche y por mi mente comienzan a discurrir adjetivos… palabras… y la palabra…(PAUSA MAMONA) ¡ES GUÁCALA!”. Santaclós muestra sus camarones, pero Herrera es un hombre anímicamente derrotado. Dice que le han hecho probar “tanta marranada” que está “a punto de renunciar a la vida”. Sería genial que Santaclós se lanzara sobre esa granada cambiando su plato por una rata en salmuera, obligando al chef a cumplir con su ominosa decisión. ¡Todavía tienes otra ronda para salvarte, José Luis! Pero no, no se anima. Herrera agradece los camarones, Santaclós se salva. Y también se salvan Tianne y sus bien formadas albóndigas, cómo no.

“Y mis albóndigas son naturalitas, ¿saben?”

Segunda ronda de eliminación. Ahora sólo tienen 20 minutos para armar sus cochineros. Annette se avienta un comercial dentro del programa acerca de los beneficios de cocinar con margarina Primavera. Qué reverendo asco. Y después nos enjaretan OTRO XODIDO COMERCIAL, ahora de Alka Seltzer (“La única forma de tolerar lo que cocinan nuestros concursantes”, eslogan sugerido). Y justo cuando creemos que ya vamos a ver el programa, NUEVO REPUTO ANUNCIO para servitoallas Pétalo. Anotemos tres productos más a mi boicot, pues. Bueno, dos. Cocinar con margarina es peor que llamarle “gallo” al mesero.

Claro, las menciones de productos son insoportables… pero las recetas son peores.

Claro, las menciones de productos son insoportables… pero las recetas son peores. ¿”HIERVAS de olor”?

Nueva ronda entre los mandiles negros. Marlene va a repetir el plato que hizo en el casting, pero ahora con camarones y sin atún sellado. Algo nos dice que su repertorio es más limitado que el de Robin Thicke. Memo hará tiras de pollo con salsa de morrón, ajo y cebolla. Seño Gina hará medallón de filete acompañado de espinacas con queso (aunque se le olvidó el queso de cabra). Gabriela va por un postre: mousse de chocolate con chile, acompañado de una palanqueta de nueces con chile. Los postres chileros que esperábamos de ella, en esencia. Diana está haciendo espagueti al pesto, que completará con esferas de queso de cabra y piñones. Redundante. “Esperamos ver algo en el plato”, añade Benito. “Si no les gustan mis platillos a base de aire ese es SU problema”, piensa Diana. Carmen se apresura con su chileatole exprés de camarón. “Estoy súper segura de que me va a alcanzar el tiempo”, promete, olvidando que su visualización en la ronda previa no le resultó tan efectiva.

Gina dice que se le pasó poner la carne al fuego, así que es un volado para que “se cosa o no se cosa”. Mis oídos. Diana cree que le faltó cocción a sus espaguetis, pero ruega porque termine de alcanzar su punto óptimo en lo que le toca pasar al frente. Sí, no pudo cocinar correctamente una porción de pasta en 20 minutos. Me rindo. Marlene confía en que estos camarones sean “mi salvatoria” (rarito palabro). Se acaba el tiempo otra vez. Al matadero, gente…

No, este pollo no fue atropellado por un autobús después de servido. Así lo sirvió Memo.

No, este pollo no fue atropellado por un autobús después de servido. Así lo sirvió Memo.

Memo presenta un “pollo spicy”, y como es tonto de capirote LE VUELVO A PONER UN ADORNITO QUE NO SE COME, tras incontables regaños previos de parte de los jueces al respecto. No hay bronca, este teto le echará la culpa de todo a que “su equipo no lo respeta”, a que “su capitán no supo dar instrucciones” o a que “su barrio no lo respalda”. El veredicto: Herrera dice que “se ve y sabe a plato de Cocina Fácil” (¡Editorial Televisa REPRESENT!). Betty no añade nada alentador. Benito aún menos. “Hice un plato de 20 minutos, ¿qué esperaban?”, pregunta AMLOMEMO, convencido todavía de que todo “es un compló”.

Esta pasta hizo llorar al Beibi Yisus.

Esta pasta hizo llorar al Beibi Yisus.

Diana muestra su pesto. Casi queremos que inventen la televisión con olor, pues el aroma a mediocridad escapa de la pantalla. El plato tiene tan poca gracia que debería de plano llamarlo “Pesto a la Annette Michel”. En casa nos da risa que el chef Herrera no sabe enrollar la pasta en el tenedor. ¡Háganle coditos, no sean gachos! “Le falta sal… pero mejoraste mucho”, dice Betty. Hasta Herrera señala la obviedad del comentario, pues mejorar sobre un plato vacío es casi un mandato.

La seño Gina presenta el filete. Tiene miedo de que le haya faltado cocción, pero Betty la tranquiliza diciéndole que así se sirve ese corte, medium rare. Suscribo. El plato está medio desbalanceado, pero a estas alturas salvarse es la único que les importa.

Sírvase preguntando

Sírvase preguntando “¿Y cuándo voy a ser abuela?”

Carmen presenta un plato llamado “Recuerdos de mi madre”. Curiosamente no incluye ingredientes como crema Teatrical, shampoo Vanart o cigarrillos Benson & Hedges mentolados. Después de su éxito “intenseando” con el pobre Gonzalo en el episodio previo, Betty encuentra una oportunidad de oro para explotar el sentimentalismo y comienza a aplicarle psicoterapia baratera a la Traviata del Tamal.

“¿En quién te inspiraste para cocinar esto? Tu respuesta en forma de llanto, por favor…”

“Si yo fuera tu madre estaría orgullosa de tener una hija como tú y bla bla bla…”, dice Betty tirando unos choros de ‘Mercado de Lágrimas’. Annette intenta echar llanto para estar a tono con el momento, pero sabemos que su capacidad como actriz no va tan lejos.

El ingrediente secreto son lágrimas.

El ingrediente secreto son lágrimas.

Por primera vez agradecemos una interrupción burda del chef Herrera, quien pide que “se acabe la telenovela” para probar el chileatole. Coincide con los demás, está muy bueno, Carmen se salva. Y Marlene se salva también gracias a sus camarones mediocrones. Dice estar “supermegatranquilaya”, así sin ninguna pausa. Al parecer Margarito estaba usando el término “esquememosionoposoye”. En el corte Memo echa lágrima al hablar de su familia, pero es demasiado tarde pues Carmen ya le robó el recurso. Típico Memo.

“¡Al menos lo intenté! SNIFF…”

¡RONDA FINAL! 10 minutos para presentar un último y desesperado plato, con dos minutos para correr por ingredientes. Pánico. Herrera anticipa “una verdadera catástrofe”… Annette está tan tensa que ahora hace una cuenta regresiva de tres segundos EN UN SEGUNDO Y MEDIO… gatos apareándose con perros… histeria en masa.

Memo se imagina que los sesos de los jueces están en esa batidora…

Memo se imagina que los sesos de los jueces están en esa batidora…

Memo dice que Carmen le aconsejó cocinar pensando en alguien muy querido. Él dice que será en su abuelita, y menciona un desayuno de torta de huevo con salsa muy picante. No me queda claro si ella la comía. O si ella le enseñó a Memo a prepararla. O si una torta de huevo picoso mató a su abuelita. No entiendo, lo juro. Gina va a preparar salmón con eneldo… pero el chef Benito la corrige, pues se equivocó y trajo una trucha del frigorífico. Gaby dice que tiene “demasiado poco tiempo” (es maestra, recuerden), así que va a hacer otro postre tan espantoso como su sintaxis. Diana va a hacer una ensalada tipo iceberg con aderezo de queso azul. Si te explico cómo hacerla puedes replicarla en casa en unos cinco minutos, para que te des una idea de lo complicado que es su “platillo de salvación”. Como dijo mi estimadísimo Roberto Navarro en Twitter: “Nadie hace un “#$#”$#”$% huevo mamalón???

Los huevos de Memo. Al fin aparecieron, pero muy tarde.

Los huevos de Memo. Al fin aparecieron, pero muy tarde.

Se acabó el tiempo. Gina presenta su trucha al eneldo, rebautizada como “Comida Dominguera”. Benito se la chorea diciéndole que le falta sal y la señito casi se muere de un soponcio. Memo muestra una torta de huevo que le hizo recordar a su abuela, pero que luce tan apetecible como el asiento trasero de la limousina de John F. Kennedy.

Tocino: ha salvado más desastres que la Armada de México, de hecho.

Tocino: ha salvado más desastres que la Armada de México, de hecho.

Diana se vio inteligente: su “ensalada” es básicamente algo de lechuga y tomatitos cubiertas de una tonelada de tocino bien dorado y cremoso aderezo de queso azul. Cuando tengas dudas, tápale las arterias a los jueces, mi estimada health coach.

¿Manzanas con salsa Tampico? ¡Oh, Gaby, la fiesta del embajador será todo un éxito!

¿Manzanas con salsa Tampico? ¡Oh, Gaby, la fiesta del embajador será todo un éxito!

Gaby presenta una compota de manzana con mascarpone que se antoja menos que ver una peli porno protagonizada por tus abuelos. Ella misma sabe que tiene un pie fuera de la competencia.

Seño Gina se salva, ante el regocijo del gallinero que no oculta su preferencia por la simpática ama de casa. Diana sorprende a muchos salvándose, tras rondas donde presentó un plato vacío y otro sin sal, pero tiene dos ingredientes a favor: el tocino y ser güerita. La moneda está en el aire, hay tensión en el ambieNO ENGAÑO A NADIE, MEMO SE VA. Por un momento pensé que el chef Herrera continuaría con el tema de los primates diciéndole: “Memo, entrega tu MANDRIL y sácate a la CHANGADA de aquí”, pero le falló la inspiración a la hora buena. Betty le dice a Gaby que quisiera haber podido eliminar a dos personas en esta etapa, pues sus postres prácticamente aceleraron el lamentable deceso de Joan Sebastian.

(PAUSA PARA REMOVERME EL ZAPATO QUE ME ARROJÓ FINÍSIMA ESPOSA A LA CABEZA. TOO SOON, HONEY?)

“Memo-riré de vergüenza…”

Hay palabras de aliento para el segundo eliminado de la contienda. El rollo de “tienes 18 años”, “toda la vida por delante”, “lo mejor está por venir”, “esos huevos sabían a comida de cárcel”, ya saben… pura crítica constructiva. Adieu, Flacomemo. Extrañaremos tus inocentonas teorías conspiratorias, tus discretas pero lascivas miradas al trasero de Annette Michel y tu magnetismo al que no se adhieren ni los imanes con el teléfono de la pizzería. Nos vemos la próxima semana, amigos. No olviden recomendar el blog, para que valga la pena tanta desvelada.



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